Hoy me gustaría hablarte de una exposición del pasado, “Follies, arquitectura para el paisaje de finales del siglo XX”. Y es que esta exposición sorprendente me ha llamado mucho la atención y me ha emocionado. Se trata de una exposición del siglo pasado, en concreto de 1984, tenía cuatro años cuando se organizó. Y trata sobre las extravagantes follies.
Primero vamos a definir qué son estos edificios, la palabra “folly” en inglés se refiere a una estructura arquitectónica extravagante y decorativa, generalmente construida por placer o por capricho en lugar de por una necesidad funcional. Estas construcciones se pueden encontrar en jardines, parques y paisajes culturales en todo el mundo, y suelen ser diseñadas para llamar la atención y crear un punto focal estético. A menudo se asocian con la arquitectura del paisaje inglés del siglo XVIII y con el gusto por lo pintoresco y lo romántico. Aunque se consideran edificios caprichosos y decorativos, también pueden tener un significado simbólico o cultural más profundo.
Lo interesante de la exposición es que reunió a grandes arquitectos del siglo XX, muchos de ellos aún en activo, para que dieran su interpretación de una folly. El resultado es alucinante. Aquí te puedes descargar catálogo que se publicó con motivo de la exposición.
Lo que me encanta e hipnotiza de las follies es su componente emocional. Son fugas de la razón, escapes al funcionalismo y utilitarismo. Están pensadas desde la emoción y para la emoción, son una sinrazón. Como te puedes imaginar son construcciones puramente perpendiculares, asombran, descolocan, te sacan de marco para ofrecerte una mirada totalmente nueva.
“[…] Así, dentro de un espacio domesticado, la folly encerraba ideas tan difíciles y tan lejanas al pensamiento burgués como el horror, el terror y la decadencia. La folly representaba en todos los sentidos, fuera en forma figurativa o pictórica, un mal menos. Sin la folly, el racionalismo, el progreso, y la fe en el perfeccionamiento de la humanidad, hubieran sido conceptos vacíos, meras ficciones del bien sin un antagonista tangible al que enfrentarse.”
Anthony Vidler, New York, junio 1983
A continuación, te he seleccionado unas de mis favoritas dentro de esa exposición:
Peter Cook. Una linterna del Azul Secreto
Machado-Silvetti. Taberna Ancipitis
Frank Gehry. La prisión
Bernard Tshumi. Broadway Follies
Emilio Ambasz. El hombre es una isla
Como has podido ver son asombrosas y hay muchas más en el catálogo de la exposición. Es maravilloso ver a arquitectos tan conocidos dejar ir su imaginación y creatividad sin la limitación racional que lleva acompañada su profesión. Arquitectos que han bebido del funcionalismo y el movimiento moderno, pero que ya no es para ellos un dogma. Esta exposición y el concepto de folly es un extraordinario ejemplo de hasta dónde se puede llegar diseñando con las emociones.
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