El último arquitecto feliz, así llamaba mi tutor de tesis a Danilo Veras Godoy. Javier Seguí, mi tutor de tesis, mantenía que Danilo era un arquitecto feliz al explicar el proceso de diseño y construcción, muy peculiar y totalmente perpendicular al proceso que seguimos aquí.
Danilo Veras (1949-2007) es un atípico arquitecto mexicano. Poco conocido, sin embargo, como puedes ver en las imágenes, sus edificios se salen fuera de lo común. Tienen influencias, o recuerdan, a edificios de Antonio Gaudí o Juan O’Gorman, Javier lo calificaba como organicismo pre-industrial y artesanal.
Me sorprendió muchísimo esta referencia a un arquitecto de mi tutor, era todo lo contrario a una persona que idolatrara a otros arquitectos, era muy crítico con todos ellos. Pero con Danilo hablaba de otro modo, no tanto de su obra, que como verás es muy sugerente, sino de un modo vital. “No ha perdido la pasión por la profesión, es un arquitecto feliz”, me decía. Y me puse a investigar por qué es el último arquitecto feliz.
Criado en Guatemala donde estudió arquitectura y construyó numerosas viviendas de bajo coste, pasó a supervisar planes para centros de población en el sur de México. En su última etapa, la que nos interesa, trabaja en Veracruz diseñando y construyendo viviendas unifamiliares para amigos y conocidos. Las imágenes que aquí te traigo son de esta etapa y si quieres conocer más sobre este arquitecto te recomiendo esta web, es un archivo digital de la documentación que otro arquitecto recopiló para su tesis doctoral.
Pero, ¿por qué decía Javier que era el último arquitecto feliz? Incluso escribió un artículo para la revista neoyorquina N.Y. Arts Magazine en el año 1999 con el título “Danilo Veras, quizás el último arquitecto feliz”. En estos y otros escritos, en charlas que tuve con él, nunca dijo el porque de esa felicidad, curioso. Mi interpretación es que tiene mucho que ver con la creatividad. Tanto Javier como Danilo eran personas tremendamente creativas y eso las hacía felices. Todo lo que fuera crear era apasionante para ellos, podría decir que era su motor vital y eso le hacía felices.
A Danilo no lo conocí, solo a través de la mirada de Javier y creo que hablaba de él como el ideal de arquitecto. En España, y en general en todo occidente, la profesión del arquitecto tiene una componente normalizada, es decir, un aspecto racional absolutamente aplastante para la creatividad. Javier era creatividad y el proceso de diseño y construcción de lugares de Danilo era creatividad constante. En el momento de construir no paraba la creatividad, aquí una vez redactado en proyecto de ejecución la creatividad se limita mucho. Si quieres saber más sobre el proceso de diseño y construcción de Danilo aquí te dejo una recopilación de textos dedicados a Danilo escritos por Javier.
La creatividad es un importantísimo motor en nuestra vida, todos incluido tú, aunque no lo creas, somos creativos. No debemos olvidarnos de esta faceta nuestra, ya nos lo advirtió Nietzsche y aún seguimos cayendo en el mismo error. Somos seres racionales -Apolíneos-, pero también creativos -Dionisíacos-, no podemos dejar que una devore a la otra si queremos ser felices.
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